Walter Dresel y su nuevo libro sobre la pandemia, asegura que la
humanidad fue puesta de rodillas
Bajo el título “El amanecer de un mundo diferente: Los
desafíos de una nueva normalidad.”, el escritor, pero médico de profesión,
aporta una mirada diferente ante el retiro de un virus que dejó al mundo
indefenso. Introduce al lector en el mundo de respuestas y desafíos para los
tiempos que vendrán. Es uno de los escritores de habla hispana más reconocidos.
Su Best Seller “El lado profundo de la vida”, fue su lanzamiento a los primeros
lugares de venta y reconocimiento.
Por Adriana Expósito.
¿Qué le motivó para escribir sobre este tema?
Desde al año 2002 en que comencé a escribir, con el
libro “El lado profundo de la vida: como enfrentar y superar las crisis
personales”, he intentado siempre observar cuáles son las conductas y actitudes
que tenemos los seres humanos y cuáles las reacciones frente a los diversos
sucesos que nos tienen como protagonistas.
En este caso, como yo soy un usuario de la vida al
igual que todos, el tema de la pandemia, obviamente me golpeó con bastante
dureza, ya que biológicamente el tiempo ha pasado, por lo tanto, tengo también
algunas nanas usuales de los adultos mayores, lo que me tornaba más vulnerable.
Pero en ese tiempo de encierro bajo la libertad
responsable, como el gobierno nos pidió, en primera instancia, allí por marzo
de 2020, fui observando – porque también fue un fenómeno que viví yo- el tema
de la soledad en tiempos de pandemia.
En el sentido, hay dos tipos de soledades
normalmente. Una es la soledad elegida, que es aquella persona que resuelve por
algún motivo vivir sola y la otra, la soledad impuesta, que es cuando la
persona tiene una pérdida, sea un fallecimiento, una ruptura afectiva.
Hay una soledad que la persona no buscó y que
generalmente sufre por esa soledad. Pero aquí, en esta pandemia apareció otra
soledad, que es la soledad del alma, en la que nos empezamos a preguntar ¿Qué
va a pasar si me contagio? ¿Sobreviviré? ¿Cómo la enfermedad va a afectarme?
Veíamos como cientos de personas pasaban a los
centros de tratamiento intensivo y se plantea – tal vez por primera vez para
muchas personas- la importancia y la jerarquía de la vida y la salud.
Porque siempre creemos que todo es gratuito. Nos
levantamos, nos damos un baño, nos vestimos, elegimos la ropa, salimos a hacer
nuestra actividad y nos olvidamos de agradecer cada día que estamos vivos. A
medida que fue pasando el tiempo y la situación fue mejorando, entrando en este
amanecer de un mundo diferente, me fui dando cuenta de que hay 239 millones de
personas contagiadas en el mundo y siguen habiendo día a día, con casi 5
millones de personas fallecidas, ¿Cómo podemos pensar en retornar a la vieja
normalidad, exactamente igual a la que conocíamos antes de la pandemia? ¡De
ninguna manera!
Tenemos que cambiar los paradigmas, los pensamientos
y tomar una actitud diferente para la vida, porque todo esto de alguna forma es
una enseñanza que nos tendría que haber dejado esta pandemia.
¿Cuáles son las enseñanzas o valores que deberíamos
rescatar de la pandemia?
Enseñanzas en muchos sentidos, como la humildad, la
solidaridad. Fíjate que un virus ultramicroscópico puso a la humanidad de
rodillas.
Estábamos absolutamente indefensos, no sabíamos ni
como era el virus, ni como nos atacaba, o cómo se moría la gente.
Hubo que esperar muchos fallecimientos para que los
médicos y científicos pudieran entender, por ejemplo, como afectaba el sistema
respiratorio, el tema de las trombosis, como iba actuando el virus y cómo
aquellas personas que tenían alguna minusvalía de alguna patología, eran mucho
más vulnerables que las totalmente sanas.
Pero con el paso del tiempo, también asistimos a
personas fallecidas que no tenían ninguna patología. Este virus jugó con
nosotros, a voluntad, hizo lo que quiso.
Entonces, cuál es el apuro o la necesidad de llenar
un estadio con 60 mil personas, o ir a un espectáculo musical donde uno está
apretado al lado del otro. Yo entiendo que todos queremos nuevamente disfrutar
de la libertad. A mí personalmente el tapabocas me molesta significativamente.
Pero sin embargo me doy cuenta de que es una de las
pocas defensas que podemos tener frente a lo que puede ser una enfermedad.
Obviamente si uno ve cual es la incomodidad del
barbijo o de la incomodidad de un respirador en un CTI, por favor, no hay modo
de comparación entre una cosa y otra.
Algunos países con altos índices de vacunación están
dejando el uso del tapabocas. ¿Qué opina de esto?
Sí, hay varios países que están sacando los
tapabocas, por tener un alto nivel de vacunación, aunque estar vacunado no da
el 100 % de garantía de no contraer el virus ni de caer en CTI, o incluso el
fallecimiento por la enfermedad.
¿Cómo puede ser esto? Todas las vacunas fueron
investigadas sobre la marcha. Salieron al mercado bajo la emergencia, por lo
tanto, si bien es cierto que las vacunas son las responsables del descenso
significativo, hay una baja circulación comunitaria pero el virus sigue
existiendo.
Países como Israel, que fue el primero en llegar a
esa inmunidad de rebaño, hoy en día están nuevamente con una cuarta ola, con
miles de casos diarios.
Entonces uno tiene que mirar a los otros países que
pasaron primero por estas situaciones y tomar los recaudos necesarios. Por eso
el subtitulo del libro es “Los desafíos de la nueva normalidad” es decir, habrá
personas más cuidadosas y otras menos cuidadosas, pero el virus no se despide.
No se va.
Yo creo que la conducta respecto del virus, nosotros
como seres humanos tenemos que aprender de las cosas que vivimos a diario y lo
que yo personalmente aprendí es en primer lugar que soy un ser absolutamente
vulnerable y en segundo lugar que todos somos susceptibles de poder contraer la
enfermedad y además esta pandemia homologó a todos los seres humanos. Porque en
el CTI nadie le preguntó al enfermo si era un empresario, empleado,
profesional, estaba todos iguales, sin ropa, con el respirador tratando de
luchar por la vida.
¿Cómo puede un país lograr equilibrio entre
cuidarnos y no destruir su economía, con las consecuencias que esto trae?
Creo que la escala de valores que manejamos tiene
que cambiar. Si bien es cierto que lo material es importante y a todos nos
gusta disfrutar de la vida, si uno pudiera vivir en Punta del Este todo el año
sería fantástico. Pero en definitiva, lo que uno tiene que darse cuenta es que
nadie se lleva nada, que uno tiene que pelear por su bienestar, pero que el
bienestar no pasa exclusivamente por lo material, porque hemos visto que
personas muy poderosas en el termino de 15 o 20 días se fueron y por otro lado
hasta por una cuestión de respeto, cómo podemos pensar en volver a la
normalidad como si nada hubiera pasado, cuando hay personas en el mundo,
familias que están cursando un duelo por las pérdidas que tuvieron.
Específicamente en el Uruguay tenemos seis mil quinientas familias que han
perdido a sus seres queridos.
Seis mil quinientas personas que no tenían por qué
morir, porque fíjate que en un principio cuando el informativo daba los
fallecimientos decían “todas personas con patologías preexistentes.”
Pero yo como médico te puedo decir que esas personas
convivían con sus patologías y lo que los mató fue el virus. No murieron por
una diabetes o un problema cardíaco. En un principio se creyó que únicamente
podrían morir aquellas personas que ya tenían alguna patología y que el virus
la agravara. Pero en realidad no fue así.
Por eso, creo que estamos asistiendo al amanecer de
un nuevo mundo, diferente, porque inclusive uno ve que los representantes del
gobierno son muy cuidadosos cada vez que lideran una actividad.
Aunque hay presiones de todo tipo y es lógico. Hay
sectores como el turismo, la gastronomía, los eventos, que evidentemente han
sido golpeados duramente y toda esa gente presiona para volver a la normalidad.
Se acerca la final de la Copa Libertadores y de la
Sudamericana. Toda la hotelería de Montevideo, Maldonado y Canelones está
ocupada. Se calculan unas 30 mil personas que vendrán de Brasil y yo me
pregunto ¿Habrá capacidad para controlar a toda esa gente? ¿No será esto una
nueva fuente de contagio? Porque todos los que lleguen van a vivir en hoteles,
saldrán a un restaurante, un bar o un shopping.
Durante la pandemia, curiosamente, hemos visto
revertirse muchos los estragos que los seres humanos hicimos al planeta.
¿Cuando hablamos de volver a la normalidad, implica también ir para atrás
respecto a esto? ¿Volver a cometer los mismos errores, seguir contaminando y
destruyendo?
Yo creo que todas estas cosas que pasan, de la misma
manera que los movimientos de la tierra, las tormentas que nos están afectando
últimamente, son respuestas de la naturaleza frente a esa destrucción del ser
humano. No me cabe la menor duda de esto.
Acá en Uruguay mismo, yo no recuerdo de chico esos
ciclones que a menudo hoy tenemos, donde hay un viento con una furia que
realmente era desconocido antes. Yo creo que son todas respuestas de la
naturaleza frente al daño que día a día le estamos haciendo, pero sobre todas
las cosas, no nos damos cuenta de que ni la ciencia ni la medicina, en este
caso, tienen la respuesta para el 100 % de los problemas que suceden.
Una situación como la de Italia donde la gente se
moría en la puerta de los hospitales sin siquiera llegar a ser atendidos porque
se desbordaron. Aquí tuvimos 550 personas en CTI con COVID, que para la
dimensión de nuestro país es muchísimo.
Lamentablemente en un momento en que estuvimos en
primer lugar en la lista de contagios y de muertes del mundo, en relación a la
cantidad de habitantes.
No hay que ser científico ni medico, sólo tener un
poco de sentido común y darse cuenta de que – ante todo – tenemos que preservar
la vida.
Porque sin vida y sin salud no hay ningún proyecto
personal que tenga sentido. Porque en la cama de un CTI nadie puede hacer nada
con su vida.
¿Cómo ve el manejo de la información de COVID en el
mundo? ¿No cree que algunos medios han manejado esta información sembrando
miedo y pánico?
Yo creo que con todo el manejo de la información hay
sectores sensacionalistas. Quizás esas personas o esos medios entendieron que a
través del miedo las personas podrían cuidarse y en realidad en parte es así.
Mucha gente se cuidó por el temor a contagiarse. La
idea a pesar de todo, no está mal.
El GACH informaba periódicamente y asesoraba al
gobierno, porque las medidas eran tomadas por el sector político y no por el
científico, que asesoraba y orientaba. La prensa obviamente tomó esa
información y la comunicaban. Algunos de ellos sí, a través del miedo (sobre
todo cuando daban las cifras), pero lo que sucede es que nadie creyó que fuera
tan grave hasta que perdía a un amigo o familiar directo.
Fue allí cuando la gente empezó a tomar conciencia
de que el tema era serio. Porque siempre pensamos que las enfermedades van a
caer en la vereda de enfrente.
El miedo y el pánico generan enfermedades de por sí,
primeramente el estrés crónico. Si yo vivo asustado el día entero,
evidentemente mi organismo reacciona como si tuviera un dinosaurio enfrente. O
mato, o huyo, me escapo. Entonces uno no puede vivir permanentemente así,
porque eso genera una desarmonía interior muy importante, que comienza por las
emociones y termina proyectándose en el cuerpo físico. Ahí aparecen la enorme
cantidad de enfermedades psicosomáticas que hoy en día llenan los consultorios
médicos y psicológicos.
¿Cómo puede una persona que esta enfrentando una
crisis laboral o que la pandemia le quebró, volver a reinventar su sistema de
vida?
Nosotros vivimos mal, corriendo detrás de algo que
ni siquiera sabemos realmente que es. Pero esto nos dió tiempo para
reflexionar, porque en todo el tiempo donde mantuvimos el encierro, o con mínimas
salidas, deberíamos haberlo utilizado para reflexionar y para re posicionarnos
en los desafíos de esta nueva normalidad.
Porque hay varios grupos de personas. Algunos
continuaron trabajando, otros que pasaron al teletrabajo, pero hay personas que
perdieron su trabajo definitivamente,
Y yo me pregunto las personas que se han acogido a
los beneficios del seguro de paro, que algunos se han prorrogado hasta marzo
2022, qué va a pasar con ellos cuando el seguro finalice. Si las empresas han
cerrado o los han despedido, han utilizado este tiempo para reflexionar como
reinventarse. Porque eso es lo importante.
Afirmo, porque es mi experiencia, que cada ser
humano puede hacer más de una cosa a la vez. Yo elegí la medicina como eje
central de mi vida a los 18 años, al ingresar a la facultad, pero las vueltas
de la vida hicieron que cuando tenía 55 escribí el primer libro, que creí iba a
ser el único. Pero se me abrió un mundo absolutamente diferente, donde hoy,
este último libro es el número 20 publicado.
La escritura me permitió conocer las realidades de
toda América Latina y España, de dialogar con periodistas y diversas personas y
comprobar que independientemente de la sociedad en que nos encontremos, (Perú,
México, o España) todos tenemos a nivel intimo y personal los mismos problemas
en cualquier parte del mundo.
Me apareció una especie de segunda profesión, que
luego se convirtió en la primera al retirarme de la medicina, ya hace unos años
que estoy solamente escribiendo.
Por eso, esto es un mensaje para aquellas personas
que, por ejemplo, han perdido su trabajo y que están en la edad media de la
vida y se preguntan cómo seguir. Ahí lo que hay que hacer es acudir a nuestra
mente, al potencial que todo ser humano tiene y preguntarse ¿En qué soy bueno o
para que soy bueno? ¿En qué cosas puedo destacarme?
Debemos asumir que la vida va a seguir su curso de
un modo diferente. Entonces aquellas personas que están en esa situación
crítica, sin su sustento, sin su ingreso económico. ¿Cómo hacen para continuar?
Bueno, por las condiciones del mundo occidental con 45, 50 o más años es muy
difícil pensar en una relación de dependencia laboral, así que hay que
ingeniarse para hacer algo por cuenta propia, apelando a ese potencial que todo
ser humano tiene.
No hay tiempo para lamentarse. Nadie quiso esta
pandemia, nadie la busco, la recibimos como un regalo de esos que uno no quiere
recibir, pero fue una realidad y sobre el avance de esa realidad es que tenemos
que aceptar los desafíos de esta nueva normalidad.
Por otro lado, con pandemia o sin ella siempre es
inteligente no poner todos los huevos en la misma canasta y siempre tener una
alternativa que pueda funcionar en el caso de un imprevisto.
¿Cómo visualiza este nuevo mundo? ¿Cuál sería el
mensaje que quiere que quede en cada lector?
Nadie nos garantiza que dentro de un año o dos, no
haya otro virus o bacteria que llegue de regalo. La pregunta es ¿Estamos
preparados para eso?
Tenemos que darnos cuenta entonces de que debemos
invertir en ciencia e investigación. Tratar de adelantarnos a los hechos. Por
eso, el concepto de la anticipación en la vida es muy importante. Tratar de ver
que es lo que puede llegar a suceder.
Mucho se habló de que el presidente Bush dijo hace
años que iba a haber una pandemia. Algún dato debía tener para afirmar una cosa
así, alguien que era político y no científico ni médico.
Hay muchas cosas que no manejamos. También se generó
una polémica sobre la causa de la pandemia, si era el animalito de China o un
virus generado en laboratorio que luego se expandió en el mundo.
No somos nosotros quienes vamos a determinar eso. Le
tocará a los políticos, los historiadores, la gente de investigación definir
esa situación.
Nosotros lo que vivimos es la consecuencia del
problema, así que lo que tenemos que hacer es ver cuál es el camino de la
reconversión.
Yo continúo escribiendo y el no salir me facilitó
enormemente, pues pasaba horas escribiendo. Tomo esto como una herramienta que
brindo al lector, para que junto a otras herramientas, recupere la alegría de
vivir, porque todos estamos un poco grises.
Así que el mensaje es que hay que seguir cuidándose,
ir abriendo de a poco las puertas. Porque el virus puede volver a atacar,
quizás con menos fuerza, quizás no con cifras tan impresionantes como antes,
pero debemos estar alertas.
Recordar que la vida no es gratuita, tenemos que
cuidarla y mimarla porque es un regalo que hemos recibido y tenemos que
administrar el mayor tiempo posible.
Todos queremos vivir y hacerlo en buenas
condiciones.
¿Cuáles serían sus deseos para esta nueva
normalidad?
En primer lugar el agradecimiento por no haber enfermado y por ese regalo tan
importante que es la vida. Que todos hayamos aprendido a cuidarla y darnos
cuenta de la vulnerabilidad que tenemos los seres humanos y de que la ciencia
no tiene todas las respuestas frente a lo que pasó y lo que podría pasar en el
futuro.
Eso hace que tengamos que ser solidarios, humildes y
extender nuestra mano para quien lo necesita. Para ayudarlo a recorrer el
camino y que pueda volver a creer en la vida. No podemos soltarle la mano.
Debemos estar alertas y brindar nuestro esfuerzo y
capacidad para que esas personas que han sufrido pérdidas, puedan recuperar esa
alegría de vivir y volver creer que la vida es posible, volviendo a sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario