domingo, 2 de marzo de 2014

Entrevista de La Mega

Entrevista a Dr. Walter Dresel
10 dic 2012
Redacción La Mega


Dr. Walter Dresel, médico y cardiólogo egresado de la Facultad de Medicina; homeópata egresado de la Asociación Médica Homeopática Argentina. Fundador del Centro de Liderazgo y Administración de la Vida Humana.
Escritor,  autor de libros como  ”El lado Profundo de la vida”; “Toma un café contigo mismo”;  ”Lo que quiero para mi vida”; “El espejo del alma”; “Yo te manipulo.. Y ¿tú qué haces?” Libros que hablan de temas como la superación personal, crecimiento emocional y autoayuda, entre otras…
Dejamos un fragmento de la nota realizada en Crónicas Humanas, programa con emisión diaria en las Mañanas de La Mega desde 10 a 12 hs.
Walter Dresel
CH – Las crisis personales, por diferentes motivos, siempre están lastimando e impidiendo llegar tan siquiera a la idea o intención de proyectarnos hacia un objetivo… dada esta problemática… ¿qué elementos se necesitan para dejar de lado tales preocupaciones y poder concentrarse en ese objetivo?
En realidad, todo ser humano atraviesa, a lo largo de su vida, por períodos críticos o por crisis conflictivas que pueden o no, convertirse en una crisis personal. Una crisis personal, sucede cuando no podemos resolver uno o más problemas con los mecanismos que utilizamos habitualmente para resolverlos. Muchas veces los vamos postergando, el postergar la solución de los problemas lo que hace es redimensionarlos, o sea los agranda, hasta que en determinado momento no podemos con todo y ahí caemos en esa situación de crisis personal.
(…) Sucede que yo tuve siempre cierta inclinación a tratar de ver al paciente, no como un corazón aislado que venía al consultorio o al hospital, sino que ese corazón venía insertado en un envase y ese envase es el ser humano. Por lo tanto, más allá de la patología específica, del motivo de consulta o del pedido de ayuda de la persona, siempre sentí la necesidad y la obligación de ver a esa persona como una unidad indivisible, tanto sus aspectos físicos como sus aspectos emocionales. Y allí comencé a descubrir que había un vacío muy importante y que, en el hecho de si alguien de nosotros tuviera un problema con la vida, no necesariamente tendríamos que aterrizar al sillón de mis colegas los psiquiatras. Es decir, no tengo un trastorno mental, tengo un conflicto puntual con la vida, que puede ser con mi pareja, con mis hijos, con mi proyecto personal o una crisis laboral o económica; temas puntuales que en el mundo occidental, donde el Uruguay se encuentra insertado nos acucian a todos, todos los días.
Mismo hoy en día, hay una disociación entre la situación del país, que ha tenido una mejora en posicionamiento económico y entre las cuatro paredes de mi consultorio con la gente que viene, que a pesar de estar algo mejor económicamente, dista mucho de estar conforme con la vida, de estar feliz o de sentirse bien.
Entonces, es como que hay un eslabón perdido en el cual nos damos cuenta que el bienestar económico, si bien es importante porque es una tranquilidad y es un respaldo para todo ser humano, no es la llave ni para el bienestar, ni para el equilibrio emocional, ni para la armonía interior; hay otros elementos que están faltando.
(…) Por fines del año 1999, principios de 2000, con esa crisis socio económica tan importante que arranca por Brasil, después se transporta a la Argentina y después viene al Uruguay.
En ese momento yo ya tenía, hacía trece años en mi programa radial de la mañana, “Buen día, salud” y la gente me llamaba bastante desesperada, sobre todo los hombres jefes de familia, que habían perdido su trabajo porque las empresas habían cerrado o habían hecho una remodelación de personal, buscando alguna solución o herramienta que les permitiera sobrevivir a esa situación que realmente fue un impacto muy duro a nivel de los núcleos familiares.
A mi me pareció que tenía que hacer algo que pudiera quedar, yo creo que la misión del ser humano hoy en día es poder legar algo a las generaciones futuras. Allí nació la idea de hacer ese primer libro ‘El lado profundo de la vida’.
Nace entonces, ese primer libro que sale a la luz en setiembre de 2002, que fue en ‘el ojo de la tormenta’ porque fue el peor trimestre de todo el país y para sorpresa tanto de la editorial como mía -que peleando y peleando había sido de 1.500 ejemplares porque iba a ser de 600- se agotó en 15 días. El libro se fue reimprimiendo y eso me estimuló a ir tomando específicamente algunos temas y seguir escribiendo.
El siguiente libro, que fue el más popular de la obra ‘Toma un café contigo mismo’, también tiene su historia muy particular porque en ese período de crisis la gente me llamaba y me preguntaba: ¿qué tengo que hacer o qué hago?, lo que era difícil sin saber con quién estaba hablando ni como era la situación de esa persona, y no se trataba de extender ninguna receta mágica ni universal. Pero a mi se me había ocurrido decirle a la gente porque usted no se abstrae no se separa por un rato de su problemática, siéntese a tomar un café con usted mismo, y piense cuáles son sus capacidades más allá de lo que usted viene haciendo hasta ahora.
Yo hoy en día tengo la suerte de poder comunicarme por correo electrónico con lectores de todos los países donde están los libros, yo contesto personalmente los correos, y eso me ha permitido generar una especie de consultorio virtual en el cual las personas me consultan y yo contesto. ¿Y qué me sirvió para comprobar esto? Es que independientemente del lugar geográfico o de la condición socioeconómica de la persona, los problemas a nivel personal o privado, son prácticamente los mismos.
Consultado sobre su libro “En el límite” , el Doctor Dresel comparte una anécdota que tuvo al estar internado por un problema cardíaco.  En la misma cuenta como al caminar por un pasillo en bata y zapatillas, se encuentra con un lector de sus libros y  asiduo seguidor de sus conferencias, que también estaba en el hospital como paciente. Situación que los dejó en igualdad sin importar la profesión ni la condición que cada uno ocupa dentro de la sociedad.
La enfermedad y la muerte igualan a los seres humanos, no importa lo que tengan o lo que no tengan, lo que le falte o lo que le sobre. Son circunstancias que hacen reflexionar profundamente el sentido de la vida y hacen también que uno empiece a valorar algunas cosas y a priorizar algunas otras.  ¿Qué es importante para mí y que es secundario? ¿a qué cosas me quiero acercar? y ¿de  qué cosas tengo que alejarme? porque me están haciendo daño, y en definitiva para que una persona pueda dar lo mejor de si mismo, primero tiene que estar bien con uno mismo, sino siempre vamos a ofrecer lo carenciado, la parte más débil de nuestra persona. Ese es uno de los motivos por los cuales las parejas se desarman de forma tan rápida, porque en lugar de unirse por sus sectores más sanos, se unen por sus carencias, en la ilusión de que el otro va a venir a tapar todas las debilidades que tenemos nosotros, pasa el tiempo y nos damos cuenta de que no es así y entonces aquella imagen que se construyó se debilita y se desmorona.
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